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Presentando a Prudencia Ayala

Les presento a Prudencia Ayala, una mujer indígena salvadoreña que fue la primera (y hasta hoy día la única) mujer en postularse para la presidencia de El Salvador. Por cierto, fue la primera mujer en postularse para la presidencia en toda América Latina. Lo hizo en 1930 a pesar de que las mujeres no podían votar en El Salvador y mucho menos  postularse para las elecciones.

Su candidatura «ilegal» hizo posible el sufragio universal en El Salvador y fue un momento decisivo para los derechos de las mujeres en América Latina.

Su plataforma de gobierno incluyó el apoyo de los sindicatos, la honestidad y la transparencia en la administración pública, la limitación de la distribución y el consumo de licor, el respeto de la libertad de religión y el reconocimiento de los llamados «niños ilegítimos».

Ella era una escritora, una poeta, una activista social, una mística y era orgullosamente sindicalista.

Se manifestó a favor del antiimperialismo, el feminismo y el sindicalismo centroamericano, así como su repudio a la  invasión de Nicaragua por los Estados Unidos de America.

El gran poeta, filósofo, y escritor salvadoreño, Alberto Masferrer, dijo de ella y de su plataforma presidencial:

defiende una causa justa y noble, que es el derecho de las mujeres a votar y a ocupar altos cargos.  Su programa de gobierno no es inferior en justificación, sentido práctico y simplicidad, que otros candidatos que se toman más en serio. 

En fin, las cortes salvadoreñas no permitieron su postulación para presidente.  A las mujeres salvadoreñas no se les permitiría votar y postularse por casi 20 años más tarde después. 

No se puede estar seguro que ella participó en los levantamientos laborales e indígenas en El Salvador en los años 30 pero se entiende que colaboró ​​con ellos de alguna manera.

Prudencia Ayala murió en San Salvador el 11 de julio de 1936 y esta enterrada en el Cementerio de Los Ilustres en la gran ciudad de San Salvador. 

Gracias a ella y a sus esfuerzos es una razón porque podemos todos nosotros, los salvadoreños.